Para los que les gusta llorar, tienen que leerla. Es una novela muy muy hermosa, corta y sentimental.
Sinopsis
Cuando me
sorprendieron robando, creí que el mundo se derrumbaba. Fue
una estúpida
travesura, pero eso no fue lo peor: la jueza me impuso una
pena de
trescientas horas de servicio comunitarios. ¡Toda una eternidad!
Claro que nunca
hubiera creído que me encantaría trabajar en un centro
asistencial, y
que alguien como Gabriel se cruzaría en mi camino.
Desde que lo
conozco, me siento otra persona. Tenemos tantas cosas en
común, y se nos
acaba el tiempo... ¡Ahora querría que esas trescientas
horas fueran
eternas!
PD: ¿Cómo se le
dice adiós a alguien que se ama?
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